Pregunta que algo queda.

– Lo que sucede es que a uno no le dejan echarse la siesta tranquilo y le utilizan como a un vulgar mapa de carreteras y es muy ‘hartible’ el temita… Con lo bien a gustito que estaba yo soñando con una bonita gata de pelo aterciopelado… MmmmZzzzzzzzzzzzzzz

– ¡Oiga! ¿Para ir a Pinseque?

Eum?… Ya estamos otra vez…

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La ilustración está sacada del fantástico Space de mi amiga SHAO. Un Space de visita obligada y una amiga encantadora.

http://fornarina-baby.spaces.live.com/

Ella puso esta misma ilustración como un post de su Blog y esa fue mi peculiar contestación. A pesar de ello, aún me sigue hablando. 😛

De cucharas y platos.

Era un Plato de buena cerámica, de eso no había duda. Al fin y al cabo servía a una de las mejores familias de la región aunque no formase parte de la vajilla que sus dueños reservaban para las ocasiones especiales. Se tenía que conformar con ser un plato de diario y, en sus circunstancias, eso era lo peor que podía pasarle. Hacía tiempo que se había fijado en una pulida Cuchara sopera que centraba todas sus atenciones. Había hecho todo lo posible por formar pareja con ella pero esta solo parecía prestar atención a un magnífico Tenedor de plata, integrante de la cubertería de gala. Era difícil competir contra semejante contrincante pero Plato no iba a cejar en su empeño de conquistar a la compañera de sus sueños.

El Invierno era la época idónea para que Plato y Cuchara se viesen con mayor frecuencia. El frío hacía que la mesa se llenase de caldos y sopas con los que entrar en calor. Si no se encontraban allí, lo hacían en el fregadero pero los acercamientos de Plato no lograban su objetivo. Cuchara había conseguido llamar la atención de Tenedor y pronto se les comenzó a ver juntos. Sus nuevas amistades hicieron mella en su carácter y Cuchara comenzó a comportarse como una auténtica esnob al codearse con la nobleza. No solo despreciaba a Plato sino que se burlaba de sus pretensiones amorosas. Plato era consciente del mal trato que recibía y, sin embargo, no podía dejar de quererla.

Lo que Cuchara nunca hubiese pensado es que Tenedor solo fingía corresponderle y la utilizaba para darse importancia ante los suyos. Entre sus compañeros de cubertería siempre había sido uno más pero, desde que Cuchara le pretendía, se había convertido en el centro de atención. Usaba a la incauta hasta que una Cuchara de su rango mostrase interés por él.

Plato sospechaba sobre las verdaderas intenciones de Tenedor y, en varias ocasiones, había tratado de advertir a su amada pero no servía de nada. Lo único que consiguió fue que Tenedor intentase acallar sus comentarios arremetiendo contra él y rayando el esmalte de su dibujo.

Como era previsible, cuando Tenedor logró lo que quería dejó plantada a Cuchara. Entonces ella se dio cuenta del ridículo que había hecho. Era la comidilla de toda la vajilla. Abochornada, se escondió en lo más profundo de su cajón evitando salir al exterior. Cuando finalmente se decidió a ello prefirió no haberlo hecho pues, en un descuido, a punto estuvo de caer por el agujero del triturador de basuras. Plato, siempre atento, se deslizó justo a tiempo bajo ella evitando el desastre. A partir de ese momento Cuchara se sintió muy unida a su salvador y empezó a pensar en él de otro modo.

Plato la colmaba de atenciones y ella se sentía una reina a su lado. El cariño entre ambos era cada vez más fuerte, tanto que Cuchara empezaba a enamorarse. Nunca pudo decírselo. Un día Plato se le escurrió de entre los dedos a la cocinera y se rompió en mil pedazos al estrellarse contra el suelo.

Da-di Dadaaahh…

Esta es una cantante de Soul y Rythm and Blues que me ameniza todas las noches desde la pared de mi dormitorio. Es tan bella su voz, se desliza tan sinuosamente, que parece acariciarte con cada nota.